Es un sortilegio invernal celta para revitalizar el espíritu cuando los días sombríos y la tristeza lo domina. Con sus brillantes flores amarillas, los celtas consideraban a la hipericácea (Hypericum perforatum) como un símbolo de poder curativo y otorgador de la vida y del sol. Constituye una reina entre las plantas mágicas y protege de las influencias negativas.
Material a utilizar:
1. Un gran circulo de tela amarillo.
2. Aceite rojo sangre de hipericácea. (también conocido como hierba de San Juan).
3. Dos velas amarillas.
4. Flores Amarillas.
Procedimiento:
1. Extienda el círculo de tela amarillo sobre el suelo y esparza por encima unas gotas del Aceite rojo sangre de hipericácea.
2. Vierta sobre las velas varias gotas mas del aceite.
3. Dividida las Flores amarillas en 2 partes.
4. Siéntese en el centro del circulo de la tela.
5. A cada uno de sus lados coloque un ramo de flores junto al borde de la tela.
6. Encienda las velas y póngalas delante y detrás de usted sobres el borde de la tela.
7. Escoja 2 flores completas y perfectas y coloque una en cada palma de cada mano extendida boca arriba.
8. Concentre su mente en el resplandor de la vela que tiene ante sí y entone: “Oh, luz curativa, envuélveme ahora, alivia la hora más sombría de mi espíritu”.
9. Imagine que la luz aromática de las velas es atraída hacia las flores de las palmas de sus manos.
10.Trate de mantener su concentración durante 20 minutos; cuando se levante, caerá de usted la melancolía.
11. Para completar el sortilegio, tome las dos flores en sus manos y devuélvalas a la madre tierra.
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